Estrategias para establecer límites a través de la crianza positiva
- cecamilo6
- 10 apr
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La crianza positiva y la comunicación asertiva pueden ser un reto, especialmente cuando los niños, niñas y/o adolescentes presentan conductas desafiantes y opositoras. Es común no saber reaccionar, sentirse abrumado o actuar de forma negativa, lo que puede llevar a reforzar las conductas problemáticas. Por eso es fundamental aprender estrategias que nos ayuden a moldear y afrontar estos comportamientos, evitando que se repitan.
En CE CAMILO, trabajamos con niños, niñas y/o adolescentes con diferentes diagnósticos, pero todos tienen en común el amor y dedicación de sus padres, madres y/o

cuidadores, los cuales trabajan día a día para garantizar el bienestar de sus hijos. Sin embargo, en las intervenciones familiares con psicología, muchos padres refieren que no saben cómo actuar para manejar las conductas problemáticas y evitar castigos ineficaces ya que sus hijos continúan repitiendo el mal comportamiento, por lo que requieren una orientación. Con este artículo, se busca ofrecer estrategias efectivas para orientar a los padres, madres y/o cuidadores a manejar conductas desafiantes de los niños, niñas y/o adolescentes de una manera positiva.
La crianza positiva es un enfoque de crianza que se centra en fomentar la autoestima, la autonomía y la responsabilidad en los niños, niñas y/o adolescentes, ayudándonos a establecer límites de manera efectiva sin recurrir a sanciones, castigos físicos o caer en la permisividad para no tener que tratar con dichos comportamientos. A continuación, reconoceremos algunas estrategias para establecer límites a través de la crianza positiva.
1. Establecer límites claros y consistentes: La crianza positiva puede ayudar a crear estos límites mientras se fomenta la seguridad, la autonomía y la resolución de problemas. Es importante establecer estos límites para que los niños sepan qué se espera de ellos, esto ayuda a prevenir la confusión y la frustración (Webster-Stratton, 2018). Por ejemplo, Si un niño de 8 años llamado Fernando quiere jugar con un juguete que está en una estantería alta y no puede alcanzar. Su madre, padre y/o cuidador establece un límite claro y consistente como “Fernando, entiendo que quieres jugar con ese juguete, pero no puedes subirte en la estantería porque es peligroso. En cambio, puedo ayudarte a encontrar otro juguete que este a tu alcance”, el límite claro fue que Fernando no puede subirse a la estantería, le explica la razón del límite, el cual es la seguridad del niño, ofrece una alternativa que es segura y accesible para Fernando como encontrar otro juguete y lo estableció de una manera positiva ayudándonos a que Fernando aprenda a resolver problemas de manera segura, a encontrar alternativas y sobre todo a respetar los límites al entender las razón detrás de ellos.
2. Utilizar un lenguaje positivo: En lugar de decir "NO" o "No hagas eso", utiliza un lenguaje positivo para decir qué se espera que haga el niño. Por ejemplo, "Por favor, camina" en lugar de "No corras" (Dreikurs, 1964). Una situación común podría ser la siguiente, Una niña de 11 años llamada Andrea quiere jugar con un juguete que su hermano está utilizando y se enfada al punto de gritar porque su hermano no quiere entregárselo, en vez de decirle “Andrea, ¡no grites!, es molesto, no puedes utilizar el juguete porque tu hermano lo está utilizando” podemos usar la alternativa de “Andrea, entiendo que estas emocionada por jugar con ese juguete, sin embargo, tu hermano lo está utilizando en estos momentos, ¿Qué crees que podemos hacer mientras esperamos tu turno?”. Esto nos ayuda a validar los sentimientos de Andrea y fomentarla a que piense en una solución, de esa manera nos enfocamos en darle una alternativa y no decirle que no puede jugar con ese juguete.
3. Ofrecer opciones: Brindar opciones a los niños les permite sentirse más en control e independientes. Por ejemplo, "¿Quieres poner tus juguetes en la caja o en el estante? ¿Quieres hacer tu tarea ahora o después de la cena?”. De esta manera el niño elegirá la opción que se adapte a sus necesidades, lo que ayuda a reducir la frustración y el estrés, nos permite aumentar la autonomía del niño y mejorar la comunicación, ya que se sentirá más cómodo comunicando sus necesidades y preferencias bajo las opciones que ofreció el padre, madre y/o cuidador, al final basándonos en los ejemplos mencionados anteriormente la meta sigue siendo la misma, el niño recogerá los juguetes y realizara su tarea. Al ofrecer opciones podemos reducir comportamientos problemáticos porque aumentamos la confianza del niño en sí mismo y en sus capacidades lo cual es fundamental para su desarrollo emocional y social. Es importante recalcar que las opciones deben ser claras, concisas y realistas.
"Cuando permitimos a los niños participar en las decisiones familiares, tienden a apoyar y sentirse más felices con la vida en familia. Cuando además les permitimos ayudar a establecer normas, las siguen con más respeto que cuando se las imponemos. Todo eso hace que el hogar sea más feliz para todos". (Dreikurs, 1964).
4. Utilizar la reflexión: La reflexión es una herramienta poderosa para ayudar a los niños a entender las consecuencias de sus acciones. Por ejemplo, “¿Qué necesitas para sentirte más calmado y tranquilo? ¿Cómo crees que se sintió tu hermano cuando le pegaste o cuando le quitaste su juguete? ¿Qué crees que podríamos haber hecho de manera diferente?". Esto nos ayuda a que el niño, niña y/o adolescente comprenda y respete los sentimientos y necesidades de los demás, lo que es fundamental para el desarrollo de la empatía, así aprenderán a manejar sus emociones de manera efectiva, lo que reduce la probabilidad de comportamientos disruptivos, mejorar la regulación emocional y la resolución de problemas, esta reflexión debe estar adaptada a las necesidades y capacidades del niño, niña y/o adolescente.
5. Modelar el comportamiento: Los niños aprenden observando, por lo que es importante modelar el comportamiento que se espera de ellos. Si queremos que los niños respeten los límites, debemos respetarlos nosotros mismos (Bandura, 1977). Si un día le decimos que hasta que no realice una actividad no se le brindara la pantalla (celular, televisor, Tablet o computador) o que solo la utilizara cierto tiempo, pero al día siguiente por estar ocupados o apresurados se la brindamos sin un tiempo determinado o sin que terminara o realizara la actividad, caemos en la permisividad o flexibilidad en los límites creando así una confusión en el niño, por lo que debemos respetar los límites que colocamos para que el niño lo respete.

Establecer límites es una parte importante de la crianza, pero no tiene que ser algo negativo. Al utilizar estrategias de crianza positiva, podemos establecer límites de manera efectiva mientras fomentamos la autoestima, la autonomía y la responsabilidad de los niños, niñas y/o adolescentes que pertenecen a CE CAMILO, ya que los profesionales que trabajamos con ellos buscamos fortalecer sus habilidades para la vida diaria, que logren ser independientes y autónomos, pero esto se lograra trabajando de la mano con los padres, madres y/o cuidadores. Como padres, no podemos esperar que nuestros niños, niñas y/o adolescentes no recurran a una agresión física cuando algo les molesta, si en casa cuando ellos realizan algún acto que le molesta a los adultos la reacción de los padres, madres y/o cuidadores es un castigo físico.
“Trabajemos de la mano para un futuro en donde podamos soltar la mano”
Elaborado por Sharon González Yepes - Psicóloga de Rehabilitación
Bibliografía
Bandura, A., & Walters, R. H. (1977). Social learning theory. Englewood Cliffs, NJ: Prentice hall.
Dreikurs, R. (1964). Children: The Challenge. New York: Hawthorn Books.
Webster-Stratton, C. (2018). The Incredible Years Parents, Teachers and Children Training Series. Seattle, WA: Incredible Years, Inc.
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