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EL ROL DE LOS HERMANOS EN LA DISCAPACIDAD

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En la Fundación Ce Camilo, reconocemos que la discapacidad no solo transforma la vida de quien la vive directamente, sino también la de su entorno más cercano: la familia. Dentro de este círculo, los hermanos y hermanas ocupan un lugar esencial, muchas veces invisibilizado, pero profundamente significativo.

Una relación fraternal que deja huella

La relación entre hermanos es la primera escuela de socialización, con ellos compartimos juegos, secretos, enojos, alegrías y en muchos casos, también la experiencia de convivir con la discapacidad.

Tener un hermano o hermana con discapacidad puede ser una vivencia llena de aprendizajes: tolerancia, empatía, resiliencia y amor incondicional, pero también puede traer consigo emociones complejas como celos, frustración, vergüenza o miedo al futuro. Los hermanos no son espectadores pasivos, sino actores que también necesitan ser escuchados, informados y acompañados.

Emociones que deben ser reconocidas 

Los hermanos de personas con discapacidad atraviesan por emociones intensas, que van desde el amor y la admiración, hasta sentimientos como:

  • Temor: al futuro, al rechazo, a la posibilidad de heredar la misma discapacidad.

  • Soledad: por sentir que la atención familiar se concentra en el hermano con discapacidad.

  • Ira y resentimiento: hacia los padres, la sociedad o incluso Dios, por las desigualdades vividas.

  • Vergüenza o culpa: por los comportamientos del hermano, o por no sentirse siempre a la altura.

  • Presión y frustración: cuando se espera que “maduren” más rápido o asuman roles que no les corresponden.

Estas emociones no son negativas en sí mismas; lo importante es que puedan ser expresadas sin juicio, con acompañamiento emocional y orientación adecuada.


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Un rol que evoluciona con el tiempo

Los hermanos muchas veces comienzan siendo cuidadores espontáneos, ayudan, juegan, acompañan. Pero sin una guía adecuada, pueden caer en la sobreprotección o asumir responsabilidades desmedidas, creyendo que deben “compensar” algo. En la adolescencia y adultez, surgen nuevas inquietudes: ¿Qué pasará cuando mis padres ya no estén? ¿Podré tener mi propia vida? ¿Deberé asumir la tutela? Estas son preguntas legítimas que deben ser abordadas con claridad, información y participación.



La relación más larga y más valiosa

La relación entre hermanos puede durar toda la vida. A veces incluso es más larga que la relación con los propios padres. Por eso, es fundamental fortalecer este vínculo desde la infancia, promoviendo el respeto, el juego, el amor y la comunicación.

En palabras de Stephen Bank y Michael Kahn, los hermanos son "el espejo de nuestra infancia". Y cuando uno de ellos vive con una discapacidad, esa experiencia compartida puede ser una oportunidad de crecimiento mutuo, solidaridad y transformación personal.

 

Realizado por

Amelia Patricia Sayas Rivera, Trabajadora social.

Yelitza Hernández Gómez, Trabajadora Social.

 

Referencias Bibliográficas


Powell, T. H., & Ogle, P. A. (s.f.). El niño especial: el papel de los hermanos en su educación. (Fragmento citado en el artículo "Los hermanos del niño con discapacidad").

Bank, S. P., & Kahn, M. D. (1982). The sibling bond. New York: Basic Books.(Citado en el artículo: “Mientras tengamos un hermano o una hermana…”)

Starr, L. (1984). Siblings of Handicapped Children: A Guide for Families. New York: Human Sciences Press.(Citado en: “He visto que cuando no se toman medidas preventivas…”)


 
 
 

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